Leyendas de Hadas

Hada del avellano

Cuando los vikingos llegaron a Galicia se hicieron muy aficionados al fruto del árbol de la avellana. Tanto les gustaba su sabor, que le atribuyeron propiedades curativas contra muchos males cotidianos. Los hombres creían que comer avellanas otorgaba sabiduría y a las mujeres se les recetaba contra la infertilidad.

Cuenta una leyenda que hubo una vez una muchacha gallega que no lograba quedarse embarazada a pesar de tener plantado en su jardín un avellano. Todos en el pueblo conocían su desgracia, pero nadie había sabido dar con el remedio. Fue un viajero venido de tierras escandinavas el que le reveló el verdadero secreto de las mujeres vikingas, que ella puso en práctica aquella misma noche.

Con a luz de la luna iluminándole el rostro, se arrodilló frente al avellano y convocó a su hada con las palabras mágicas que le enseño el viajero. A los pocos segundos salió de entre las ramas una pequeña niña de apenas cinco centímetros que le regaló una avellana. La muchacha la comió en su presencia y le sonrío agradecida. A la mañana siguiente se despertó con un dulce sabor en la boca y supo que en su vientre llevaba ya el hijo que tanto tiempo había deseado.